Santa Cruz Xoxocotlán, Oaxaca. – Comerciantes establecidos en el municipio de Santa Cruz Xoxocotlán expresan su indignación y hartazgo frente a lo que describen como una serie de abusos y extorsiones por parte de presuntos funcionarios de la Dirección de Comercio del Ayuntamiento. Armados con credenciales de esta dependencia, estos funcionarios son señalados de realizar visitas intimidatorias en locales comerciales, amenazando con clausuras y sanciones para obtener beneficios económicos.
El director de Comercio, Nahum Cruz Reyes, originario de la Villa de Zaachila, es uno de los principales nombres que ha sido vinculado con estas prácticas. Los comerciantes alegan que, bajo su mando, las amenazas y actos de intimidación se han vuelto habituales, generando un clima de miedo y tensión entre los negocios locales. Esta situación se intensifica ahora con el reciente anuncio de que tanto Cruz Reyes como su equipo de trabajo continuarán en sus cargos otros tres años, según informaron funcionarios municipales.
A los comerciantes les preocupa que esta extensión en los cargos sea una autorización implícita para continuar con prácticas cuestionables que, bajo el pretexto de recaudar impuestos, se traducen en acciones de acoso y extorsión. Según testimonios, estas visitas incluyen exigencias económicas con amenazas de cierre de los negocios si no cumplen con las peticiones, lo que constituye un severo golpe para la economía de los pequeños y medianos comerciantes.
La presidenta municipal, Nancy Benítez, quien ha expresado su apoyo y confianza en Nahum Cruz, ha sido criticada por empresarios y comerciantes locales que sienten que sus demandas de transparencia y justicia han sido ignoradas. En lugar de tomar medidas correctivas, las fuentes alegan que la administración de Benítez continúa avalando y promoviendo a aquellos funcionarios acusados de incurrir en estos actos de abuso de poder.
Comerciantes afectados esperan que sus voces sean escuchadas y que las autoridades tomen cartas en el asunto para erradicar estas prácticas. La incertidumbre y el temor son ahora parte del día a día para muchos de ellos, quienes simplemente intentan ganarse la vida sin ser víctimas de lo que describen como "atracos institucionalizados".