El final de 2024 marca un giro histórico con la caída del régimen de Bashar al-Assad en Siria, un acontecimiento que resuena en la geopolítica mundial y podría desencadenar una serie de eventos similares en otras dictaduras. Assad, quien heredó el poder de su padre y mantuvo un régimen autoritario durante 50 años, se vio obligado a huir del país en un desenlace inesperado y rápido, marcando el fin de una era de opresión en Siria.
Repercusiones globales
El derrocamiento de Assad representa un duro golpe para sus principales aliados, Rusia e Irán, que durante años sostuvieron a su régimen. En el plano geopolítico, Rusia pierde una base estratégica en el Mediterráneo en la ciudad de Tartus, reduciendo su influencia en el Medio Oriente. Por su parte, Irán ve debilitadas sus posibilidades de financiar y armar a Hezbolá, organización terrorista con la que mantenía vínculos directos a través de Siria.
La caída de Assad también evidencia las limitaciones de Rusia para mantener su presencia militar activa en dos frentes: Ucrania y Siria. Esta incapacidad podría tener implicaciones directas en América Latina, donde otros regímenes autoritarios como los de Nicolás Maduro en Venezuela, Daniel Ortega en Nicaragua y Miguel Díaz-Canel en Cuba, podrían enfrentar un aislamiento similar.
Impacto en América Latina
El caso de Siria es un espejo que refleja la fragilidad de los gobiernos autoritarios en América Latina. Nicolás Maduro, quien ha sido acusado de narcotráfico y corrupción por el gobierno de Estados Unidos, podría ser el próximo en enfrentar la justicia. Con una orden de captura internacional por “narcoterrorismo” y una recompensa de 15 millones de dólares, la presión internacional sigue aumentando.
Maduro, estrechamente vinculado a Bashar al-Assad desde su visita a Siria como canciller en 2007, utilizó estas conexiones para fortalecer lazos con organizaciones como Hezbolá. Sin embargo, con la caída de Assad y la eliminación de Hasán Nasralá, líder de Hezbolá, las alianzas que alguna vez protegieron a su régimen se están desmoronando.
El momento decisivo
La caída de Assad pone en evidencia que las dictaduras, al igual que las mafias, no pueden sostenerse sin la complicidad de potencias extranjeras. Estados Unidos, con su reconocimiento a Edmundo González como presidente electo de Venezuela, planea desplegar tropas navales durante su investidura en enero, en un movimiento que podría marcar el inicio de una transición democrática en el país sudamericano.
Al mismo tiempo, la posible caída de Maduro, Ortega y Díaz-Canel abriría un nuevo capítulo para América Latina, dejando atrás décadas de regímenes autoritarios y allanando el camino hacia la libertad y la democracia en la región.
Un cambio histórico
Así como la caída del Muro de Berlín marcó el fin de una era, la caída de Assad podría convertirse en el catalizador de un cambio global que derrote las dictaduras que aún persisten. Los próximos meses serán cruciales, no solo para Siria, sino para un mundo que busca liberarse de la sombra de los regímenes autoritarios.
Los vientos de cambio soplan con fuerza. El tirano cayó en Siria, pero la pregunta persiste: ¿Quién será el próximo?