Elisa Zepeda Lagunas es un nombre que resuena en la política oaxaqueña, pero no precisamente por méritos ejemplares. Su trayectoria ha estado marcada por la polémica y una evidente habilidad para mantenerse en el poder a costa del erario público. Desde su paso por la presidencia municipal de Teotitlán hasta su actual posición como diputada local, Zepeda Lagunas ha sabido capitalizar los cargos públicos en su beneficio, dejando tras de sí una estela de cuestionamientos y críticas.
De Teotitlán a la legislatura: una carrera marcada por la controversia
Elisa Zepeda inició su carrera política como presidenta municipal de Teotitlán, donde su gestión no estuvo exenta de señalamientos por el manejo opaco de los recursos públicos. Sin embargo, esto no fue un obstáculo para que diera el salto a la legislatura local durante el gobierno de Alejandro Murat, periodo en el que tuvo un papel clave en la aprobación de la Deuda Pública Estatal.
La aprobación de esta deuda, que comprometió las finanzas del estado por décadas, fue duramente criticada por diversos sectores de la sociedad. Zepeda Lagunas, lejos de asumir una postura en defensa de los intereses del pueblo, se alineó con las decisiones del gobierno en turno, consolidando su imagen como una política más interesada en sus propios intereses que en los de la ciudadanía.
La Secretaría de la Mujer: un trampolín político
Tras su paso por el Congreso local, Zepeda Lagunas fue nombrada titular de la Secretaría de la Mujer, un cargo que, en teoría, debería estar enfocado en la defensa y promoción de los derechos de las mujeres oaxaqueñas. Sin embargo, su gestión fue vista por muchos como un trampolín político para mantenerse vigente y preparar su regreso a la legislatura.
Durante su tiempo al frente de esta dependencia, las críticas no se hicieron esperar. Organizaciones civiles denunciaron la falta de resultados concretos en el combate a la violencia de género y la ausencia de estrategias efectivas para atender las necesidades de las mujeres en comunidades marginadas. A pesar de ello, Zepeda Lagunas logró utilizar este puesto para posicionarse nuevamente como candidata y regresar al Congreso local en la actual legislatura.
Una política al servicio de sus propios intereses
Elisa Zepeda Lagunas es el ejemplo de cómo la política puede convertirse en una carrera lucrativa para quienes saben aprovechar los recursos públicos en beneficio propio. Su habilidad para mantenerse en el poder, a pesar de las críticas y los cuestionamientos, refleja un sistema político que premia la lealtad a las cúpulas partidistas por encima del compromiso con la ciudadanía.
Mientras Oaxaca enfrenta problemas estructurales como la pobreza, la falta de acceso a servicios básicos y la violencia, figuras como Zepeda Lagunas continúan utilizando los cargos públicos como una plataforma para perpetuar su carrera política. La pregunta que surge es: ¿hasta cuándo los oaxaqueños permitirán que políticos como ella sigan viviendo del dinero del pueblo sin rendir cuentas?
En un estado con tantas necesidades y desigualdades, es fundamental que los ciudadanos exijan transparencia, resultados y un verdadero compromiso por parte de sus representantes. De lo contrario, personajes como Elisa Zepeda Lagunas seguirán ocupando espacios de poder, beneficiándose de un sistema que parece diseñado para perpetuar la impunidad y el abuso de los recursos públicos.
La historia de Zepeda Lagunas no es única, pero es un recordatorio de que el cambio en Oaxaca depende de la vigilancia y participación activa de su gente. La política no debe ser un negocio personal, sino un servicio al pueblo, y es responsabilidad de todos exigir que así sea.